La fascinante historia de la ginebra: de medicina a mezcla maestra

La fascinante historia de la ginebra: de medicina a mezcla maestra

La ginebra, esa bebida espirituosa que muchos asocian con el refrescante gin tonic, tiene raíces que se sumergen profundamente en la historia. Aunque hoy es sinónimo de elegancia y sofisticación, sus orígenes son mucho más humildes y pragmáticos.

La historia de la ginebra se remonta al siglo XIII en los Países Bajos. Aunque algunas versiones sugieren que fue inventada por monjes italianos, es en los Países Bajos donde encontramos las primeras evidencias concretas de su producción. Originalmente, se utilizaba como un medicamento para tratar afecciones como la gota y los problemas estomacales. Era conocida como “jenever” debido al uso del enebro, que se consideraba poseedor de propiedades medicinales.

La ginebra no se popularizó hasta el siglo XVII, durante la Guerra de los Treinta Años. Los soldados británicos que luchaban en los Países Bajos comenzaron a beberla para calmar los nervios antes de la batalla, ganándose el apodo de “Dutch Courage” (Valentía holandesa). Al regresar a Inglaterra, trajeron consigo esta bebida, que comenzó a ganar popularidad.

El auge de la ginebra en Inglaterra llegó en el siglo XVIII, durante lo que se conoce como la “Gin Craze”. Debido a regulaciones laxas y la producción masiva, la ginebra era más barata que la cerveza o el vino, lo que llevó a un aumento del consumo excesivo y problemas sociales. Eventualmente, el gobierno intervino con leyes para controlar su producción y venta.

Desde esos días oscuros, la ginebra ha recorrido un largo camino, transformándose en una bebida refinada y apreciada en todo el mundo. Las destilerías modernas, con sus meticulosos procesos y selección de botánicos, han elevado la ginebra a un arte, convirtiéndola en el epicentro de cócteles clásicos y modernos.
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